La chica falleció por meningitis pero fue considerada paciente psiquiátrica al haber antecedentes familiares de enfermedad mental
Un juzgado de Oviedo abrió en febrero de 2018 un proceso penal que en estos momentos está en fase de instrucción después de que no prosperara la demanda que la hermana de la fallecida presentó por la vía administrativa. Los siete médicos denunciados por presunto homicidio por imprudencia profesional grave ya han declarado en calidad de investigados. También lo han hecho varios testigos. Ahora se está a la espera de un informe pericial que debe elaborar el equipo forense del juzgado y que aclarará si hubo o no negligencia y qué grado de responsabilidad pudo tener cada uno de los siete médicos investigados.
Andreas F. G. ingresó en psiquiatría del HUCA la noche del 20 de abril de 2018. Previamente había acudido en varias ocasiones al centro de salud, donde le diagnosticaron una amigdalitis aguda. Al ver que no mejoraba, a mitad de mes acudió en dos ocasiones a urgencias del hospital central. En el segundo informe, de fecha 18 de abril, además de la amigdalitis aguda y placas pustulosas, se hacen constar los antecedentes psiquiátricos de la madre. Ella misma había relatado que «escuchaba ruidos». El día 19 regresó al HUCA, según consta en su historia, por «un cuadro de ansiedad». El 20 ingresó de forma voluntaria en psiquiatría, pero al día siguiente pidió irse a casa. Los médicos que la atienden consideran que no es conveniente y deciden su ingreso involuntario, que incluyó retención mecánica durante 75 horas. Precisamente esta medida fue duramente criticada por diversos colectivos, que organizaron protestas públicas en la plaza de la Escandalera, en Oviedo, tras conocerse el fallecimiento de la joven, hace ahora dos años. La chica murió la tarde del lunes 24 de abril, tras entrar en parada cardíaca.
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